Cinco preguntas con…
Andrew Holmes, Ph.D. Investigador Sénior en el Laboratorio de Neurociencia Genómica y del Comportamiento del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y Alcoholismo
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Usted es el investigador sénior del Laboratorio de Neurociencia Genómica y del Comportamiento del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y Alcoholismo (NIAAA, por su sigla en inglés). ¿Cómo describiría el trabajo de su laboratorio y la importancia de esta ciencia básica para ayudarnos a comprender la adicción y los efectos del alcohol en la salud?
El trabajo de mi laboratorio busca aprender más sobre los mecanismos centrales a través de los cuales el cerebro reconoce, aprende y responde de manera efectiva a los desafíos que los organismos encuentran cuando navegan por su mundo para satisfacer sus necesidades básicas. Esto incluye necesidades como obtener alimentos y evitar el peligro. Estas capacidades a menudo se ven comprometidas hasta cierto punto en las afecciones neuropsiquiátricas, incluido el trastorno por consumo de alcohol (AUD, por su sigla en inglés). Por lo tanto, nuestro objetivo final es poder comprender mejor las diferencias en los procesos fisiológicos de las personas que padecen estas afecciones, con el fin de desarrollar nuevas y mejores formas de aliviar su aflicción.
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¿Cuáles considera que son los logros de investigación más significativos de su laboratorio?
Tenemos la suerte de haber contribuido al campo en una serie de áreas que resultaron ser convergentes con lo que otros han informado desde entonces. Una de las primeras observaciones que hicimos fue que el estrés y el alcohol tienen efectos perjudiciales en la estructura y función de la corteza prefrontal, un área del cerebro responsable de las funciones ejecutivas, como la toma de decisiones y la regulación de las emociones. También hemos identificado circuitos específicos en el cerebro a través de los cuales la comunicación entre la corteza prefrontal y otro centro para el reconocimiento emocional, la amígdala, es fundamental para reducir el miedo y controlar los comportamientos compulsivos de búsqueda de alcohol. Recientemente, comenzamos a tener claridad sobre cómo las neuronas en estas regiones del cerebro exhiben patrones organizados de actividad que pueden reflejar cómo el cerebro "representa" los recuerdos y los estados emocionales asociados, como el miedo.
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¿En qué proyectos trabaja actualmente?
En la actualidad, el laboratorio trabaja en una serie de proyectos ampliamente relacionados con el esclarecimiento de los mecanismos de los circuitos neuronales que subyacen a los procesos conductuales relevantes para el AUD, como la regulación de las respuestas a las amenazas y el control de las conductas compulsivas. Este es un momento de especial emoción para hacer neurociencia de este tipo debido a la disponibilidad de tecnologías que nos permiten monitorear y manipular el cerebro (por ejemplo, mediante el control óptico de la actividad neuronal), a menudo con una precisión sin precedentes. Nuestra investigación actual pretende aprovechar estas nuevas tecnologías para revelar nuevos conocimientos sobre preguntas que han perdurado sobre el papel de los sistemas cerebrales en la orquestación de comportamientos complejos, como la toma de decisiones frente al riesgo.
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Como investigador sénior, usted tiene el rol de ser mentor de jóvenes científicos. ¿De qué manera considera que el programa de investigación intramuros del NIAAA es adecuado para formar la próxima generación de investigadores sobre el alcohol?
Las instalaciones y el amplio y rico entorno intelectual del programa intramuros del NIAAA proporcionan un lugar vibrante para que los ambiciosos jóvenes científicos se sumerjan en la investigación básica, traslacional y clínica relacionada con el alcohol. El programa ofrece una excelente oportunidad de estar en un entorno ‘sandbox’ o cajón de arena para aprender y crecer, y en muchos sentidos, proporciona un lugar único para estar expuesto y adquirir experiencia en investigación de vanguardia en el campo. Esto se ve reforzado por una comunidad activa, a menudo organizada y dirigida por los propios alumnos, que permite a estos compartir su trabajo con sus compañeros y con el programa más amplio de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por su sigla en inglés). Mi consejo para los becarios actuales del NIAAA es que, incluso en esos días más difíciles cuando sus experimentos no funcionan, disfruten de su tiempo en este lugar especial. Una vez que avance en su carrera, ¡apuesto a que recordarán con cariño sus días en los NIH!
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Su trabajo se centra en comprender las causas del AUD y las afecciones neuropsiquiátricas comórbidas, como el estrés, el trauma y los trastornos de ansiedad. ¿Qué le llevó a trabajar en este campo?
Desde mis primeros días como estudiante de pregrado en psicología, me ha intrigado por qué respondemos de diferente forma a los inevitables factores estresantes que la vida nos arroja, a veces recurriendo al alcohol y las consecuencias adversas que tiene el potencial de traer. Como becario, también aprendí que la ciencia tiene el potencial no solo de ayudarnos a comprender esta variación a nivel del cerebro, sino también en el proceso de aumentar esta comprensión, para señalar formas en que los efectos nocivos del estrés y la bebida pueden aliviarse terapéuticamente. En los años transcurridos desde entonces, la importancia y la urgencia de este trabajo se han manifestado por la creciente carga de afecciones relacionadas con el estrés y el trastorno por consumo de alcohol que vemos al rededor del mundo.